jueves, 25 de abril de 2013
En tu honor Maestro
En las horas de enseñanza te hemos visto bajar tu mirada marchita, en donde se asoma con tristeza tu lágrima, como el que ha perdido toda esperanza; cuando con desconsuelo vez que tus anhelos de enseñanza han sido ignorados por lo que deben de escuchar para aprender, o ignorado por los que examinas.
Desconsolado por tanto trabajo, llegado el momento en el que te dan como trofeo su indiferencia o desprecio.
Orgulloso debes sentirte, porque el mañana te lo gratificará y a él se lo cobrará.
Con gran amargura recordará tus sabias enseñanzas, pero, sólo se, lo lamentará
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Muy cierto los profesores nos enseñan todo con paciencia y con amor
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